25 de septiembre de 2014

Zinemaldia 2014: Regreso a Ítaca (Laurent Cantet)

PERLAS

Pasado. Amistad. Miedo. Teatralidad.



Amadeo. Rafa. Aldo. Eddy. Tania. Cinco amigos que se reúnen en la azotea de un edificio en La Habana, tras dieciséis años sin mantener contacto. Celebran el reencuentro. Bailan, ríen. Recuerdan tiempos pasados. ¿Mejores? No se sabe. “Eva María se fue, buscando el sol en la playa…”, suena la mítica canción de Formula V y siguen bailando. Beben. ¿Todos? No, todos no… llegará un punto en el que descubriremos que hay un personaje que no bebe debido a alcoholismos pasados… Pasados. Cada uno tiene el suyo, lógicamente. Pronto iremos descubriendo cuáles son los pasados que cada uno de estos cinco personajes tiene. Respecto a  su futuro… quién sabe si lo tendrán. Claro que sí, lo tendrán como lo tendremos cada uno de nosotros, el caso será saber si será mejor o peor que lo que tienen, que lo que han tenido.

La Habana, 2014. Las cosas no han cambiado demasiado en décadas. Los personajes, y con ellos el espectador, aprovecharán para reflexionar precisamente sobre eso: no se sabe qué futuro tendrán. Sigue existiendo el Régimen. Un duro régimen que sigue controlándoles y con el que han visto siempre coartadas sus libertades, sus pensamientos, sus actos. Daba igual. Se tenían los unos a los otros. Eran amigos. Hasta que uno de ellos decidió irse, desapareció a España.

La amistad. Por encima de (casi) todo. Junto a la denuncia política de la que hacen gala todos los personajes, ante todo son amigos. Y su amistad a veces (muchas veces) pendiente de un hilo, será lo que se analice realmente. ¿Por qué actuaron de la forma que lo hicieron, en determinados casos? Es hora de poner las cartas sobre la mesa… Seamos todos optimistas: los buenos amigos, los llamados “de toda la vida” sabemos que siempre van a estar ahí, que no nos fallarán. De lo contrario, eso de “toda la vida” pierde sentido y es cuando nos damos cuenta de que es el oportunismo lo que ha hecho acto de presencia.

El miedo. Los cinco personajes han tenido miedo. Todavía viven con miedo, especialmente estando en el país en el que están. Nosotros, los espectadores, les comprendemos. Sabemos que cuando el miedo aparece, todo está a punto de derrumbarse como si de un castillo de naipes se tratara… pero sí, de nuevo ahí estarán los amigos, los viejos y buenos amigos. Con ellos se discutirá y muy posiblemente se les mande a la mierda en no pocas ocasiones… pero ahí seguirán estando. El miedo hay que combatirlo, y no hay mejor manera de hacerlo que hablando.

Como se ve, toda la película es una reflexión sobre la amistad, sobre la política, los sueños perdidos, los logrados, quiénes éramos y en qué nos hemos convertido, sobre las mentiras (las que decimos y las que nos dicen…). Es un guión sensacional, escrito a cuatro manos por el propio Laurent Cantet y el autor de la obra en la que se basa libremente, Leonardo Padura, donde además de hablar de todas esas cosas, también se habla de la Cultura: Joan Manuel Serrat, Tapiès, Bolaño, los Rolling Stones, los Beatles (no creo que sea casual esta mención, precisamente es en una azotea donde estos amigos se reúnen), etcétera.


La estructura es puramente teatral. Siempre en la azotea y con el único cambio de escenario para una cena en el interior de una casa (momento a partir del cual, todo hay que decirlo, baja algo de ritmo), el texto de la película perfectamente se podría ver representado sobre un escenario. Esto es algo que se le puede criticar a la cinta, pero las reflexiones vertidas y los lugares donde Cantet coloca la cámara de forma que no aburra en ningún momento, hacen que uno se deje llevar y piense profundamente sobre las cosas que se comentan.

En cuanto a los actores, los cinco están fantásticos. Personalmente sólo conocía a Jorge Perugorría, pero los otros no desmerecen en absoluto. Transmiten ese pesar, esas ilusiones (perdidas, casi todas), ese saber estar frente a la cámara y saber decir las cosas cuando hay que decirlas (y cómo decirlas)… Hacen que uno disfrute del recital.

Eso sí, como he apuntado antes, es muy fácil que el tipo de historia y cómo está hecha canse a algunos espectadores y haga que no interese en absoluto lo que les cuentan. Pero por mi parte, tras el tropiezo de Foxfire (presentada hace dos años en Sección Oficial), Laurent Cantet vuelve a interesarme.

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