25 de septiembre de 2013

Zinemaldia 2013: Caníbal (A fuego lento)

Caníbal, de Manuel Martín Cuenca
[Sección Oficial a concurso]


El trailer de Caníbal ya prometía mucho: la dirección, la historia, Antonio de la Torre... todo ello hacía que las ganas de ver esta película aumentaran continuamente. Además, cosas de los festivales, hacían pensar en ella como una posible seria aspirante a la Concha de Oro de la edición 61 del Zinemaldia.

Pues bien, habiendo visto ya la película, hay que reconocer que decepciona un poco, aunque no demasiado. Es una buena película, con su propio ritmo (probablemente no aceptado por todo el mundo) y una actuación de Antonio de la Torre que, y ede esto no había ninguna duda incluso antes de haber visto la película, está sobresaliente, siendo un candidato más que serio a ganar la Concha de Plata al Mejor Actor. Y la película, hay que decirlo, sigue manteniendo sus posibilidades, pero en menor medida.


¿En qué decepciona el film? Pues en la historia, que prometía ser más sórdida y centrarse en otros aspectos mucho más interesantes, sobre todo en lo referente al protagonista, ese sastre (digámoslo una vez más... interpretado con maestría por Antonio de la Torre) antropófago y psicópata que cae en manos del amor. ¿Cómo reaccionara ante esa lucha entre el amor y la frialdad que destila el personaje por todos lados? ¿Qué sentimiento vencerá?

La película deja clara en varias ocasiones la respuesta a esa pregunta, aunque también se plantean otras que el espectador deberá responder (o no), pues al director, Manuel Martín Cuenca, le gusta plantear todo de esa forma (en el Festival otro director, Denis Villeneuve, comentó algo parecido al hilo de su película Enemy, aunque en aquella película las preguntas al espectador pueden ser demasiadas).

Caníbal es una película que se ve y se cuece en uno mismo a fuego lento. Por su pausado ritmo, quedándose dentro de tu propio yo, y mientras se va pensando en ella, esa cocción va haciendo su trabajo, crea reflexiones sobre lo visto (la eterna lucha del Bien y el Mal sería la fundamental)... Ahora bien, esas reflexiones podrán ser buenas o malas, pero el caso es que la película ahí ha quedado, bien dentro...


Lo mejor: La dirección de Manuel Martín Cuenca, la secuencia inicial, las (pocas) escenas de suspense, y por supuesto Antonio de la Torre.

Lo peor: En algunos momentos la historia se diluye; ciertos aspectos del personaje principal no quedan bien definidos (se echa de menos más desarrollo de su faceta psicópata), así como la inclusión de la religión en alguna escena (a mí, personalmente, esto me descolocaba bastante). El cartel de la película, no en vano, es una suerte de Pietá de Miguel Ángel, y el director ya ha comentado sobre esto que la religión es algo muy arraigado en la cultura española, con lo cual quería mostrarlo, pero intentando no juzgar nada ni a nadie.


PD: Olimpia Melinte, la otra protagonista de la película, aprendió castellano para poder hacer este papel (ella es rumana). También está francamente bien.




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