2 de octubre de 2009

The limits of control, de Jim Jarmusch

Póster [Clic para ampliar]

Desconcierta. Y mucho. Esa es la sensación que uno tiene al ver la nueva película del autor Jim Jarmusch: Los límites del control (The limits of control). Molesta y cabrea. Sí, eso también cabe sentir al verla.

A un hombre negro vestido elegantemente (Isaach De Bankolé) le asignan una misión. Hasta aquí todo más o menos se entiende. Vale. Tiene que ir encontrándose con ciertas personas que le irán acercando cada vez más a su objetivo. Vale, seguimos bien. Cada personaje con el que se encuentra le proporciona unos códigos para ello. Perfecto, de momento se trata de un argumento más o menos normal, comprensible… Hasta que uno se da cuenta de que está viendo una sucesión continua de las mismas escenas, pero en lugares diferentes, ya sean de Madrid, o de Sevilla (sitios donde se ha rodado la película). Hasta que uno se da cuenta de que los diálogos que mantienen los personajes, parecen no tener absolutamente nada que ver con la trama de la película, con la misión asignada al hombre negro vestido elegantemente.

El misterioso protagonista [Clic para ampliar]

La misma tónica una y otra vez. Dos cafés expresos en tazas diferentes. Un encuentro. Una contraseña. Un diálogo extraño. Un código. Una despedida. Al repetirlo varias veces, acaba cansando.

Todo esto en cuanto a la trama de la película. Si atendemos exclusivamente al tipo de cine de Jarmusch, a cómo rueda este hombre, la película no decepciona. Jarmusch busca planos y colores que combinan estupendamente, acompañando algunas escenas con una banda sonora que en algún que otro momento me recordó a otra película suya, Dead man (1995). Si rodar, lo que se dice rodar, sabe hacerlo y muy bien, de eso no hay duda ya que es un gran autor, pero la historia… podía haberla hecho un poco menos críptica, digo yo. Quizá tenga algo de significado para el propio Jarmusch, autor del guión, pero da la impresión de que ha querido hacer algo demasiado personal, algo que sólo él entiende, algo con imágenes que no tengan un sentido real, algo abstracto, un ejercicio de estilo.

Bill Murray, poniendo cara de Bill Murray [Clic para ampliar]

En cuanto a los actores, tiene un gran reparto, pero quizá algo desaprovechado. Ello se debe a lo que ya he comentado de la repetición de situaciones, ya que al haber unas cuantas, los actores “invitados” no tienen tiempo para lucirse, únicamente hay matices. Luis Tosar y sus tics, Tilda Swinton misteriosa y con un look espectacular, Paz de La Huerta mostrando un cuerpo de infarto, Gael García Bernal apuntando cierto aire psicótico, Bil Murray y un personaje que quizá pueda tener diferentes lecturas, etc… Al igual que la película, claro. Supongo que si el espectador la ve más de una vez, puede sacar diferentes conclusiones sobre ella. Alguna conclusión de esas me atrevería a decir que puede llegar a etiquetarse como mística o filosófica.

Así es lo último de Jim Jarmusch: cada uno deberá entender lo que guste.

Un 3.

Más imágenes (como siempre, clic sobre ellas si deseas verlas ampliadas):

Tilda Swinton, la sombreros

Luis Tosar, el bigotes

John Hurt, el gabardinas

Gael García Bernal, el chicano wey

[Nota: La película fue presentada en la sección Perlas de Zabaltegi en el Zinemaldia donostiarra.]

2 comentarios:

  1. Un placer leerte.
    Tengo ganas de verla.
    ¿Alguna anécdota del festival?
    Un abrazo desde el No Mundo,
    El Guardián

    ResponderEliminar
  2. Hola Guardián, perdona la tardanza en contestarte... Hay veces que se me va el santo al cielo.

    El caso es que si ves la peli de Jarmusch, ya me contarás qué te ha parecido. Muy bien rodada (me gusta el cine de este hombre) pero en su conjunto, salvo como experimento, no me gusta.

    Anecdotillas hay en el Festival claro que sí... pero no sé si son muy remarcables, la verdad. De cualquier modo imagino que alguna te contaré en algún momento.

    ¡Saludos y gracias por pasarte!

    ResponderEliminar