8 de septiembre de 2009

Una de gángsters: Enemigos públicos

Enemigos públicos ya lleva varias semanas en cartel. Se trata de la nueva y esperada película de, en mi opinión, uno de los mejores directores americanos de los últimos años: Michael Mann. A pesar de algún altibajo en su filmografía, como puede haber sido la adaptación al cine de la gran serie de televisión de los años ochenta Corrupción en Miami (adaptación que reconozco no haber visto aún pero que no obtuvo demasiadas buenas críticas –Michael Mann precisamente fue uno de los productores de aquella serie y por ello la gente que ha visto la película esperaba algo mejor), es el director de buenas películas como El último mohicano (1992), Heat (1995), El dilema (1999) o Collateral (2004).

En Collateral, Mann ya apostaba por la imagen digital de alta definición, y en esta ocasión, con Enemigos públicos, lo ha vuelto a hacer. La apuesta le ha salido bien: la calidad de la imagen es espectacular y rodando así se abaratan muchos costes que provocan los rodajes con celuloide de la forma tradicional. Este rasgo probablemente sea el primer aviso al respecto de que no vamos a ver una película de gángsters al uso, es decir, una película al estilo clásico de Hollywood. Pues no. Michael Mann no quiere eso y desde la primera escena (una adrenalínica huida de una prisión), apreciamos la tónica general del resto de la película: unos primeros planos de los protagonistas muy cercanos, mucho movimiento de cámara (al estilo de eso que se llama cámara en mano), tiroteos que parecen estar planificados por el director de forma tal que los disparos y los golpes de las balas contra la superficie que sea resalten sobre todas las cosas… Desde el principio Mann ya nos muestra cómo ve él una película de gángsters rodada en el siglo XXI.


La trama de la película nos viene a contar las andanzas de John Dillinger, el enemigo público número uno de los Estados Unidos de América en los años treinta, en aquella época de la Gran Depresión. Sus amigos y enemigos, sus atracos, sus amoríos y su chulería, sus relaciones con otros gángsters, su final. Y en medio de todo ello, el FBI, implacable para intentar pararle los pies.

La película por lo general tiene un buen ritmo, a pesar de algunos momentos en los que inexplicablemente éste baja y se hace un poco más lento. Quizá, a la hora de realizar el montaje, los montadores y el propio director se dieron cuenta de ello e introdujeron una secuencia magistral aproximadamente en la mitad de la película: el asalto a una casa en el bosque por parte del FBI donde se encuentran ocultos Dillinger y sus compañeros. Toda la secuencia es apoteósica, comparable al famoso y ya mítico tiroteo de Heat, donde, como he dicho al principio, parece que el sonido de los disparos son resaltados, pudiendo también apreciar con todo detalle cómo éstos van provocando poco a poco destrozos sobre la cabaña, reventando paredes y todo lo que se les pone en medio.



Respecto a los actores, el encargado de dar vida al socarrón y siempre seguro de sí mismo John Dillinger es Johnny Depp (¿pero es que este hombre no envejece nunca?), ofreciendo una muy correcta actuación ya que este tipo de personajes sabe interpretarlos muy bien (los detractores del actor pueden alegar que parece tener siempre la misma cara para cualquier tipo de papel que realice). En la otra cara de la moneda tenemos a Christian Bale como Melvin Purvis (no, como Batman no, eso es en la otra película), el agente del FBI que quiere dar caza a toda costa a Dillinger y a sus compinches (a Bale también le pueden reprochar sus detractores que parece poner siempre las mismas caras de Batman, haga lo que haga…). Por último, en el elenco estelar del filme, tenemos a Marion Cotillard, ganadora del Oscar como mejor actriz en 2007 por La vie en rose (Olivier Dahan), siendo la entregada amante de Dillinger en un papel que inicialmente parece ser una simple chica objeto pero que con posterioridad se ve que acaba siendo algo más que eso.




En el resto del reparto en papeles muy secundarios podemos ver a Stephen Dorff (el vampiro malo de Blade, 1997) como uno de los colegas de Dillinger, a Billy Crudup (el doctor Manhattan de Watchmen, 2009) como J. Edgar Hoover (fundador del FBI), o Lili Taylor (The addiction, 1995) como la responsable de una de las prisiones donde meten a Dillinger.

Una buena película de gángsters, rodada de una forma actualizada, que aunque en algún momento puede decaer de interés o incluso saturar con tanto primerísimo plano, posee momentos magistrales como por ejemplo el citado de la cabaña del bosque o la parte final. Si hablásemos de posibles nominaciones a los Oscar para el año que viene, considero que con este trabajo, Michael Mann debería estar como uno de los candidatos a la mejor dirección. No digo que lo gane, sino que con que esté ahí, suficiente.

SPOILER DE LOS GORDOS (si no has visto la película y no quieres que te fastidie una parte importante del final, no leas el siguiente párrafo)

Si Mann hubiera acabado la película con un plano fijo de Marion Cotillard llorando en la sala de la cárcel en vez de permitir que veamos al agente del FBI salir de la sala con la puerta cerrándose, para mi gusto habría sido mucho más emotivo y habría ganado muchos más puntos.

FIN DEL SPOILER

¿Mi nota? Un 8.

TRAILER



Pósters (clic sobre ellos para ampliarlos):



Imágenes a tutiplén (clic sobre ellas para ampliarlas):























[Imágenes vía Aceshowbiz]

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